Fuiste la casualidad de esa noche que se convirtió en la certeza de la madrugada
Por tu boca se resbalo el ultimo trago de vino tinto que inauguró la madrugada, tocaste suavemente mi alma mojando con tus labios mi piel, dando tono a mis latidos que esa noche sonaban como bolero y supiste darle ese tono y ritmo de balada, dibujando el anhelo soñado.
Por tus grandes ojos negros yo hubiera podido apagar la luna, incendiar los cielos y luego perderme en tu parpadear hasta traer hacia ti las notas de mi mejor canción, que esa noche mi guitarra sacudía como balada que penetraba por tu mirar y esa forma de mojarte los labios con la copa del deseo, mientras ibas tejiendo la red de sueños que esa noche atrapó mi canción.
Cuando entraste al café nocturno con tu seductor caminar, apenas iniciaba la primera canción,
Era una daga que me abriría el corazón, pero tu mirar, me abrió el cielo y me vi entrando en él, tomado de tu mano, mientras me cobijaba en tu pelo negro contrastando con tu piel. Esa noche de vino, trova y sorpresa, supe lo que era habitar el cielo sin ser un ángel y escribir en una nube.
Fuiste la certeza de un beso deseado, el anhelo de una noche de insomnio, la elegancia de una noche escondida en tu suave caminar, la forma de una caricia que besaba el alma en cada canción. Palabras dichas al oído y caricias recopiladas de mis sueños. Anhelos de muchas esperas, respuestas a dudas de papel que vagaban por mis recuerdos como hojas al viento.
Hoy que estas aquí, que por fin saliste de ese sueño que nunca terminaba en mis desvelos de amor, hoy que de carne y hueso visitas mi espectáculo, quiero descifrar en ti, colgar de tu alma aquellas palabras no dichas que mi guitarra calla y que mi boca no quiere pronunciar, no quiero llegar a la madrugada, con mi guitarra en brazos, quiero que ocupe su lugar, cercano al corazón.
Esta noche de encuentro, entre mis sueños y tu realidad, entre la casualidad y la certeza, dejemos que la vida nos acaricie y el destino nos pague todos los desvelos provocados en esa espera que, parecía no tener presente y que hoy al llegar a mi cielo te conviertes en el ángel de vida que hizo estallar la noche, descifrando los acertijos de mi alma rebelde y rejuvenecida
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO