En el jardín de Venus, una flor despierta,
con pétalos de luna y estrellas por corona.
Eres tú, mujer hermosa, obra perfecta,
que al universo entero deslumbras y emociona.
Tu sonrisa, un amanecer que el alma inquieta,
tus ojos, dos luceros que la noche abona.
En cada gesto tuyo, la pasión se interpreta,
y en tu andar, la elegancia de la brisa entona.
Elogios mil te canto, pues mereces todos,
por la fuerza y ternura que en tu ser albergas.
En ti, la naturaleza sus dones acodos,
y en tu presencia, hasta el tiempo se entrega.
Mujer, eres poesía que al corazón acude,
la inspiración divina que a los versos fluye.