¿Por qué yo, no podría admirar a ese cielo?
¿Por qué, moriría yo, por una linda estrella?
En todo, el tiempo, solo vi caer una centella.
Todas las frases, no me sirven de consuelo.
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Al no poderlas asir, con mi mano, tuve celos.
Ya observé una brillante, además, muy bella.
Ninguna hemos visto cómo la noche aquella.
En las noches oscuras, las aguardo y las velo.
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Muy sola me encontraba, mirando ese cielo.
Te estuve aguardando, para ver todo, juntos.
Tal cómo te advertí, no hubo eclipse ninguno.
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Confieso que, tu tardanza, impulsó mis celos.
Por ello, es bueno, aclarar todos los puntos.
Y no debe haber sufrimientos, para ninguno.