Tlaltecuhtli hizo el reparto,
la tierra se dio un festín
y el “Cerro del Chapulín”
brotó producto del parto,
el buen bosque, de ipso facto,
entre magos y adivinos
bien se llenó de sabinos
ahuehuetes “viejos de agua”
en que Chapultepec fragua
sus más gloriosos destinos.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 04 de abril del 2024
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