Tu Cariño, fue para mi una flor;
flor que pronto marchito,
y aunque la regaba con lagrimas de mis ojos,
nunca tuve un retoño…,
un retoño que alegre mi vida
en recompensa a mi sufrimiento.
De nada me sirvió regar la flor de tu cariño,
en el jardín de mis sufrimientos.