Max Hernandez

Margarita


El galeón español era nuestro
Mis bravos piratas habían puesto de rodillas a todos los combatientes, pero
Se armó una pequeña trifulca frente al camarote del capitán
Asombrado me acerco y veo que
El capitán enemigo está rendido
Y todos mis bravos están rodeando la puerta de acceso
Uno de ellos, quizá el más bravo, tirado cuan largo, con una herida sangrante en el hombro
Y, al parecer, un buen golpe en el cráneo, 
Nada grave, para mis adentros pienso
Y grito: \"Rindase, quien esté ahí dentro, 
Ya ha perdido, rindase o dese por muerto\"
La respuesta es realmente apoteósica
Una voz firme, pero femenina, me contesta
\"Venga a por mi espada, si es tan valiente\"

Con un gesto duro acallo las risas generales
Desenvaino mi espada e ingreso al camarote
Sólo mi agilidad de felino me salva de la estocada
Y del golpe que roza mi cabeza y da de lleno en el hombro
La lucha es corta, pero feroz, el adversario es muy hábil
Pero mis dotes de pirata son mayores, y a un descuido le pongo una zancada
Trastabillando se va de bruces, me hago de su espada
Se recupera pronto, se pone de pie y me espeta \"eso es trampa, no es usted un caballero\"
Y yo contesto \"no señora, yo soy un pirata\"

Su imagen es colosal, inimaginable por esos lares
Lleva indumentaria de espadachín, pero se notan sus curvas bien formadas
El cabello negro en una trenza enorme, un sombrero ha caído a su costado
Un rostro angelical , aunque furioso, unos labios sensuales
Y unos ojos negros cual abismos profundos que me atrapan
En una mirada de la cual ya no tengo escape

Pasaron muchos años desde ese encuentro
Hubo una tarde en que nos encontramos de nuevo
Ella tenía el cabello suelto, que estaba impregnado de gotas cuál estrellas
En una galaxia infinita, un universo encantado
Y el aroma de esos cabellos era tan delicioso
Que embriagaba mi alma de forajido
Y me convertían en indefenso niño

Cuando pude tener sus manos en las mías
Gocé de la fineza de su piel tersa y suave
Y al acercarla a mi me perdí para siempre
Más aún después de aquel beso apasionado y salvaje
Qué nos diéramos en cubierta de mi barco
En una tarde previa a la tormenta
Que marcó el final de nuestra travesía
Y que la separó de mi para siempre...

Margarita
Tu nombre quedó grabado en mi alma
A hierro y fuego, nunca podré olvidarte
Fuiste la única mujer que puso a este pirata
Y a toda su tripulación de rodillas
Estamos buscándote, y no te encontramos
Y regresamos del fin del mundo
Y no pudimos hallarte...

Margarita
Eres la princesa de mis sueños
Serás por siempre la musa de mis letras
Y tus incomparables ojos negros
Serán los faros que guíen mi travesía eterna
Por los insondables mares del tiempo
Y los océanos infranqueables de los sueños...