El tiempo se distorsiona en tus recuerdos; tus pensamientos se adueñan del silencio. Poco a poco, las espinas brotan, envuelven esos recuerdos, ahora duele abrazarlos.
—¿Entonces por qué lo hago? Por más sangre que sale, ¿por qué jamás se acaba?
Veo mi reflejo en charcos tan opacos, ¿podrían convertirse en lagos?
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Muchos sollozan hasta el cansancio, hasta secar su presente, hasta olvidar lo que sienten, hasta desmayar y despertar, o ahogarse mientras duermen.
Pero ni un suspiro lo cambia; otros solo sangramos, lo hacemos dejando rastros interminables de memorias derramadas, de esas que no son olvidadas, de esas de las que espinas brotan y que como púas en la garganta, solo dañan.
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\"Deja morir esas memorias\", a eso nos negamos. ¿Qué somos sin eso? ¿Cómo puedo olvidar la ruta que me trajo aquí? Dicen que los sentimientos se acaban, pero los recuerdos no. Dicen que los recuerdos se comparten, pero si no queda nadie, estos no valen.
Los recuerdos con espinas son solo arrepentimiento; el sangrar por alejarte de ellos mientras los abrazas suplicando jamás perderlos. Los recuerdos distorsionan el tiempo, recordar una y otra vez quema por dentro. No hay lágrimas, pues estas se evaporaron desde adentro, y la sangre solo es... es crudo arrepentimiento.