Lamento romántico
He borrado lágrimas, tristezas y dolores
y sigue el vil recuerdo causando desamores
así, como una historia que no encuentra final.
Los años han pasado, son todos como espinas,
pues hacen de mi suerte batallas clandestinas,
que son la pesadilla de un sueño sin igual.
¡Adiós! -dije a las cosas con tono precavido
sabiendo que algún día, todo pierde sentido
por causas y delirios, problemas de tensión;
entonces, fue tu boca la espina más certera,
el alba desafiante, la adarga y la quimera,
la muerte empedernida de un noble corazón.
Y sin tener respuesta, pues supe que te irías;
el viento me lo dijo que tú no me querías
sabiendo que yo todo, todito era por ti…
me duele tanto, tanto, pero te digo honesto,
hay cosas en la vida que pagan por el resto,
por eso te pregunto ¿Por qué lo hiciste así?
Y ahora que voy solo, se escuchan mil rumores,
que lloras por las noches, que sueñas con las flores;
aquellas que te daba, volviéndote feliz…
ahora que voy solo, que ya olvidé tu nombre
hay cosas que no digo, las guardo como un hombre,
no quiero ni acordarme, no quiero otro desliz.
No sé porqué en la vida cuando amas con dulzura
te causa un desengaño la mínima criatura,
muriendo el paraíso, la gloria, el parabién.
No sé por qué la angustia consume corazones
después de marejadas con gozos y traiciones
sin ser un ruin culpable, sin ser malo también.
Me voy, con alma herida, buscando un nuevo norte
diciendo a cuatro vientos, no hay nadie que soporte
la hiel tan ponzoñosa, la cara del dolor…
me voy con versos tristes con alma de estudiante
porque, de ti he aprendido que todo es inconstante,
me marcho sin rencores, ¡adiós querido amor!
Samuel Dixon