Puedo imaginarte como una sombra oscura, una sombra que viene a visitarme y me acecha por las noches, porque de día soy capaz de ahuyentarte, llenando mi cabeza de actividades y proyectos. Aunque también lo puedes hacer en cualquier otro momento, especialmente antes de que pueda tomar una decisión, utilizas mis inseguridades para crecer y cuanto más grande eres tú, más pequeña me siento yo. Tu presencia me paraliza, no soy capaz de razonar, ni de tomar ninguna decisión y si finalmente la tomo, probablemente sea la equivocada, porque no me dejas pensar. Te conozco demasiado bien y tú a mí. Llevas años persiguiéndome y apareciendo cuando menos me lo espero. Pero ahora la balanza se va inclinando hacia el otro lado, hacia el mío, porque según voy ganando confianza tú vas perdiendo tu poder. Cada vez que te enfrento y te supero pierdes una parte de ti. Con el tiempo he aprendido que no necesito ser perfecta en todo y que lo importante no es si fracasas o lo consigues, si no al menos haberlo intentado a pesar de ti, a pesar del MIEDO.