Va de sitio en otro
mudándose,
ocioso de refugio
el infeliz,
sin ánimo
hasta morir.
De tragos
no cabe,
de aspecto
indescriptible,
de deseos
reformándose,
vejestorio
sin vejez,
bostezando
mientras yante.
De vicios de mil modos,
miles y un propósito,
no de contentarle,
sino de dejarle descontento.
Paciente en la desesperación
agria y húmeda,
y un vergonzoso pudor
que encierra las tormentas,
agobia los deseos
y de ahí la tristeza.
Lánguido de coco incierto,
perezosa y fracasada,
y un irritado valor
que alimenta la envidia,
atraída por su propio ánimo,
y de igual a la contraria.
El opuesto es el mismo,
doliente y perjudicial,
y deleita al cuerpo
que agota su tiempo,
en el placer de las molestias
y de ahí la enfermedad.
Huye de sí mismo,
y si no,
si se sigue a sí mismo,
verá que la molestia que padece,
de la que corre,
no proviene de ningún lugar,
mas es el mismo su portador y provocador.
Espero no muera,
de tanto cambiar de anhelo,
volviendo siempre a lo mismo,
al final sin encontrar novedad.
21/04/2024