Te diluyes en mi mente
como el humo que se escapa
y se convierte tu historia
en una angustiosa marcha.
Qué triste, un amor tan grande,
que de pasión nos quemaba,
se haya convertido ahora
en una lúgubre llama
donde el olvido nos roba
lo mejor de nuestras almas.
Se olvidaron tus sonrisas,
se olvidaron tus palabras,
solo recuerdo de ti
tus dos labios como espadas.
Quisiera encontrar de nuevo
tu juventud olvidada
y tan solo encuentro esbozos
de lo que fue tu mirada,
ausente, inerte, distante
hablando sin decir nada.
Se clavaron tus recuerdos
como espinas descarnadas
y no encuentro más consuelo
que el de tus mudas palabras
Sentirte ausente, sin rostro,
sin facciones en tu cara.
Cuanto dolor acumulo
en esta intrépida marcha.
Tu corazón ya no late
y es más triste tu mirada
Preguntas si aún te quiero
y yo no suelto palabra
resolviéndote la duda
con una ausente mirada.