No te creas tan importante.
Sí, te he pensado y soñado, me has inspirado y he escrito de ti, pero... no te creas tan importante.
Sí, mis palabras y versos son eróticamente bonitos y sensibles, pero... no te creas tan importante.
Porque he escrito de ti, y de él, y de mí, de ella, de ellos, y de otros… no te creas tan importante.
Porque yo decido aprender de ti, de lo que quiero, de lo que me gusta, de lo que deseo y anhelo, pero también aprendo de ti, de lo que no quiero, de lo que no me gusta, de lo que no deseo ni anhelo.
Yo decido escribir de lo que me parece inspirador, pero no son las cosas externas las que me motivan, soy yo… a mi es la que le parece placentero plasmar en palabras lo que desea, y fantasear con ideas… así que... no te creas tan importante…
Recibo múltiples estímulos que me instan a escribir... Tú, él, ellos, todos ustedes, el mar, el cielo, las nubes, la luna, las estrellas, unas gaviotas, unas ratas o un cucarachón.
No te creas tan importante… porque el mérito no es tuyo... el mérito es 100% mío, que logro inspiración surreal, que logro llevar mis pensamientos a otra dimensión y busco las palabras para expresarme.
No te creas tan importante… los méritos no se los lleva la musa inspiradora, sino el artista que logra sentir y transmitir. Incluso tiene más méritos el espectador de arte, que puede conectar con el artista, que logra entender y conectar con la emoción, con el sentir, y puede hacer suya la obra de arte.
Así que… Gracias, pero tú, no te creas tan importante.