En la penumbra de una noche tranquila,
contemplo maravillado desde mi orilla.
Nuestro pequeño bebé, fruto de nuestro amor,
dormita en paz, cobijado por su dulce albor.
Tu figura maternal es un faro en la oscuridad,
lo envuelve con ternura, amor e inmensa bondad.
Tus susurros de cariño, tus besos en la mejilla,
eres su refugio seguro, mientras los desde mi orilla.
Como un lirio en el jardín, delicada y serena,
velas por su sueño, ¡Te quiero siempre como compañera!
Tu amor maternal es una melodía en la noche,
que calma su llanto, que arrulla su derroche.
En tus brazos encuentra el calor de un hogar,
donde crecerá feliz, sin miedo a naufragar.
Padre orgulloso, observo con ojos de brillo,
cómo la madre ama y cómo cuida con cariño.
En cada gesto tuyo, veo el amor brotar,
eres el lazo que une, serás el pilar en su andar.
Y en esta noche eterna, agradezco con fervor,
por la madre que eres, por tu dulce e inmenso amor.