Mujer de luces que blandió la espada elegante
y atrevida de la emancipación, dejando sin excusas
el sacrificio natural de ser mujer.
Ser místico que persuadió al universo de permitirle volar
dando sentido al sentido en la palabra y al pensamiento.
Dueña de sí, de la música, la poesís y la dramaturgia,
humanidad que engalano las cortes virreinales.
Señora que a todas voces hace hablar al silencio universal.
Hacedora del conocimiento, mujer de siglos.
Cordón de historia, vientre que jamás parió.
Virtud de fe, escondida entre las celdas de un convento.
Dichosa enamorada del amor eterno.
Sor Juana ególatra de la belleza a pesar de la dolencia
quien posara su mirada y hallaba el sonido,
ingenio osado con el verso en la sonrisa
mujer de hombres sin entendimiento,
sutileza y encanto en competencia consigo misma.
Vasalla de la pasión por el amado
Soberana de finesas y deseos que aprisiono entre lecturas
y miles de versos, viendo sus hierros como doradas cadenas
hasta pintar con esfuerzos, su muerte de colores serenos.