HAMLET
¿Aparentar?
No señora, yo no sé aparentar.
Ni el color negro de este manto,
ni el traje acostumbrado en solemnes lutos,
ni los interrumpidos sollozos,
ni en los ojos un abundante río,
ni la dolorida expresión del semblante,
junto con las fórmulas, los ademanes,
las exterioridades de sentimiento;
bastarán por sí solos, mi querida madre,
a manifestar el verdadero afecto que me ocupa el ánimo.
Estos signos aparentan, es verdad;
pero son acciones que un hombre puede fingir...
Aquí, aquí22 dentro tengo lo que es más que apariencia,
lo restante no es otra cosa que atavíos y adornos del dolor.
Hoy estabas a la salida de mi casa,
no podía creer,
pude saludar; decir:
¿Cómo puedes estar aquí?
Respondió: Piénsalo.
Entonces, le pedí protección eterna para mi esposa, hijos y nietos.
Dios: concedido. Pero pídeme algo para ti.
Yo: Quisiera llevarte aquí en mi corazón.
Dios: encantado.
Se esfumó.
Llamé a mis mascotas Pretty y Baby para pasear.
Me besaron las manos,
corrieron dando brincos felices,
había alcanzado la anhelada paz.