Era primavera,
a mi alrededor
los montes
se colmaban
de aromas
y las flores
abanicaban
con dulce sabor
la tierra.
Las horas
se desvanecían
en susurros
de hojarascas,
mientras que dormía
en un sueño profundo,
más como un animal
que como humana.
Sabia
que ya no estaba
en soledad,
estaba llena
como la montaña,
llena de vida,
llena de poesía.