En las noches me pregunto, en quietud,
¿Por qué odiar cuando el amor nos llama?
¿Por qué partir cuando la vida asoma?
¿Por qué sufrir si el gozo nos saluda?
Pero sé que no es solo reflexión,
ni solo sueños bastan en la acción.
Hace falta más que solo anhelar
para esta realidad transformar.
Juntos, aprendamos, amemos, y creamos,
valoremos, comprendamos, y perdonemos,
olvidemos el odio, abracemos la paz,
y un nuevo mundo así forjaremos.
Cerremos las puertas al mal, extendamos la mano al bien,
no como ricos ni pobres, sino como hermanos,
ofrezcamos alimento al hambriento, cobijo al desamparado,
y acabemos con este tormento que tiene al mundo atado.
Estudiar, leer, y así cultivar el saber,
que la mente iluminada pueda florecer,
con conocimiento, sabiduría y verdad,
podremos encontrar un camino a la unidad.