Siniestra Rabia.
Aullidos de Perros
Cantando a la Sin Sombra de las Lunas.
En el Manubrio Sombrío
de tu Vida
Macabra,
Ardida,
Oscura,
Muerde el Tajo del Amor
que Escupe su Morir.
Y es la Muerte Repetida
-Dale, Dios, Mirá para Acá!
Rueda el Carrousell de la Vida
entre Piedras y Rústicas Bravuras
que Engañan al Ingenuo
en Asalto Mudo y Viejo
Asesinado por el Cuchillo Mordido
que lo Hirió de Muerte Vencida
y por la Espalda, -¡Cobarde!
-Dale, Dios, Mirá para Acá!
Mientras en el Suburbio del Buenos Aires
un Tango loco y Desarmado
Toca el Bandoneón Desvencijado
que Huele la Copa
del Dardo que hirió al Amor
Asomado en la Glorieta
y en las Baldosas Frías, frías, frías...
¡Heladas de Dolor!
de un Patio del Viejo San Telmo,
¡Adormecidas!
Al Compás de este Tres por Cuatro,
Tango Dolorido
que Rompe la Garganta
del un tal Pedro-Amor
que Truena en el sin Nombre
un Amor Furioso,
Triste,
Indignado,
que Explota
que Explota
¡Explota!
-Dale, Dios, Mirá para Acá!
(Patricia)