Esta vez no voy a mentir.
Cariño, estoy tratando de ser mejor que lo que usualmente conociste.
Una mujer vacía y sin sentido.
Ya no quiero ser eso.
Estoy viviendo una vida un poco más amena.
Una que algún día pueda ser cantada.
No profética, pero al menos recordada.
No por la historia, sino por mi propia persona.
A veces es aburrida, tengo que reconocerlo, pero los progresos recompensan la rutina y a la cotidianidad de las cosas tu recuerdo.
Cariño, tal vez en esta ocasión, si logras leerme, conocerás la parte casi más honesta de mí que he encontrado por ahí...
En un libro por la noche mientras la nada del cafetal hacía que cayeran las gotas de las hojas, tal vez.
Cariño,
He tratado de conocer a dos personas después de ti.
Conforman cuatro ojos y dos bocas
Dos mentes que piensan diferente.
Cariño, no tienen tus mismas manos.
Y sus voces no suenan como sonaba tú hola, callado pero sonante.
Tus risas tan penosas ante mis incoherencias somnolientas.
Cariño, vas a escuchar una gran confesión al descubrir este pobre y vago escrito.
No quiero nada corporal con nadie.
Solo charlas saludables en lo que me refiero con esas dos bocas.
Sigo teniendo tus besos en mi espalda.
Sigue tu perfume aún ondeándose en la sombra de mis pensamientos.
Confieso que en ocasiones los callo con datos curiosos.
Aprendí sobre cosas que no te importan y,
sin embargo, quisiera contártelo,
pero ya no viene tu presencia por aquí.
Es una lástima la distancia.
El camino que he decidido tomar.
Los cuatro ojos no ven de la misma forma las pinturas de Van Gogh y, las dos bocas no hablan de lo tonta que puede la gente a veces ser y, que nuestras personas impliquen en eso también.
Los cuatro ojos no me ven de la misma forma.
Es ahí donde entiendo que no es suficiente la multitud sino la simplicidad de lo real y lo importante.
Las mentes aunque muy brillantes no van a borrar nada el intento que haces para saber lo poco que sabes.
En el punto de la honestidad,
no me fui por falta de cariño.
Estoy siendo honesta.
Tengo algo guardado aún que no me lo puedo admitir.
La rigidez me protege.
Te recuerdo que,
la honestidad no siempre quita lo cobarde.
Estoy tratando solo de recuperarme.
Estoy volviendo a escribir, que es lo importante.