Porque somos únicos e irrepetibles.
Somos la semilla que Dios sembró, alimentó y amó.
Somos lo que podemos y lo que logramos.
No somos copias y repeticiones de nadie, somos el esfuerzo diario por luchar y el descanso nocturno de la satisfacción.
Jamás como otro y como nadie, no perfectos pero camino a lograr serlo.
Anna.
Abril 24.2024.
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