Al amanecer
mi corazón se conmueve
con el regocijo suave de tu rostro,
el pulso no es mas
que una sinfonía
que araña sin temor
tu alma sin retorno,
el implacable día
juega diciendo llegará la noche,
nuevamente empieza
rondando sin cesar
la alevosia de la vida
con el encuentro furtivo
de tu alma
en mi cuerpo
con cada suspiro...
AMPO...