Daniela Cortés

sin rencor

¿Qué puedo reprocharte a ti?

Si tu existencia me lo dio todo a mí

sin tú tener que esforzarte de más,

me diste luz, me diste paz…

Qué pena que no haya podido durar.

 

Tu llegada me despertó el alma,

me iluminó el corazón,

hizo temblar mis más firmes muros

y sin tanto ruido, uno a uno los tumbó.

 

¿Cómo se supone que viva ahora

que te fuiste como si nada?

Si hasta te aprendí tus malos hábitos,

tu forma de tomar el café

y cómo acomodas los sobres del té.

 

Me dejaste la casa de cabeza,

ahora parece que está embrujada

porque siempre pasea tu fantasma,

pero nunca me platica nada.

Por las noches me cuesta dormir,

me acostumbré a que estabas ahí;

por las mañanas es más sencillo

porque sabía que ya te habías ido.

 

¿Qué puedo reprocharte a ti?

Yo sabía que te ibas a ir

y decidí amarte de cualquier modo,

sin importar cuán doloroso

sería afrontar la realidad

cuando el día de tu partida llegara

y yo me quedara sin ti y sin nada.

 

No te culpo, yo no sé guardar rencor,

espero a donde vayas te cuide Dios

y sepas recordar que alguien te amó

a manos llenas y de corazón.