Perdura en el silencio de mi morada
Unas imágenes que no son intrusas
Peregrinan el túnel de la vida
Volando sin alas para testimoniar
De lo que hay o lo que hubo.
Es la buena voluntad de sus rostros
No poseen las dolientes arrugas del acaso
Ni los llantos por las despedidas
Han mutado su ausencia en nada y todo
Significando los ratos entre la noche y el día.
Su bondad dulcifica mi conciencia
Ríen aliviando sus desafíos
Intuyen cada vericueto del quebranto
Transitando valientemente la realidad
Aspirando en calma su murmullo.
Iluminan la infinitud del universo
La ilimitada libertad del viento
Musicalizan la dualidad del espíritu
Aliento materno y paterno de lo concebido
Humanidad enclavada en su existencia.
EH