Cuéntame tus penas
y hablame de tu vida,
quizás yo pueda curarte
si tienes alguna herida.
No sientas que estás sola
y que has luchado en vano,
ven que te quiero ayudar
agarrate de mi mano.
Mujer que has sufrido tanto
y tu vida es un dilema,
ven que te quiero ayudar
pero cuéntame tus penas.
Cuando uno cuenta sus penas
siente el alma liberada,
porque las penas actúan
cómo una carga pesada.
Nunca debemos guardar
aquello que el alma quema
y lo mejor y más sano
es siempre contar las penas.
Cuando estamos preocupados
y la angustia no se drena,
lo mejor que podemos hacer
es contarle a alguien las penas.
Alejandro Díaz Quero
Villa de Cura,12/03/2024.