Son sesenta y más abriles,
los abriles que han pasado;
son sesenta y voy alegre,
porque alegre voy cantando,
a la vida que es hermosa
aunque el cielo esté nublado;
a la vida que he vivido
con el paso de estos años,
de los años que dichoso
no he vivido nunca en vano.
Son sesenta y más abriles,
los abriles que han pasado;
son sesenta y voy alegre,
siempre alegre a celebrarlos
si la vida es un destello
de esa luz en el ocaso
que se va muy lentamente
zigzagueando en los lagos,
como luces serpentinas
cuando el viento va soplando,
cuando el viento va invisible
y las ramas deshojando
pues la vida se deshoja
con el paso de los años.
Son sesenta y más abriles,
los abriles que han pasado;
son sesenta y voy alegre
pues nací en pleno verano
divisando flores secas
que mis ojos han regado
cuando el llanto ha florecido
por algún triste quebranto;
o también por las sonrisas
que han dejado buenos ratos
flores blancas, flores negras,
con el paso de los años.
Son sesenta y más abriles,
los abriles que han pasado;
son sesenta y voy alegre
aunque existan tiempos malos,
porque son más tiempos buenos
que la vida a mí me ha dado.