Se oscurece ya mi cielo
anunciando el fin de un día.
Se termina la jornada
y me quedo sin compañía.
Tan rápido siento que pasa.
Todo está igual en mi casa.
Aunque pinte, tire y ordene.
La casa basura tiene.
Por la hendija pasa el polvo,
llenando todo lugar.
Tiene esa obsesión desde siempre,
de querer todo ensuciar.
Que sea vea triste y descuidado.
Creo también en mí se ha colado.
Solo salgo a caminar,
a contemplar el paisaje.
No tanto por adelgazar
si no para enamorarme.
Es tan bello ver lo verde
del pasto y oler las flores.
Observar con cuidado el cielo,
los arcoiris con sus colores.
Buscarle forma a las nubes
y observar como se apaga.
La gran lámpara que arde
y que alumbra mis mañanas.
Que pinta mis tardes grises,
de rosas y anaranjadas.
Que da inicio y término
a cada una de mis jornadas.
Que me abriga sin querer,
que me quema sin desearlo.
Que ilumina mis dias
sin pedirme nada a cambio.
Que por las noches se va
porque si maneja horario.
Pues marca con su presencia
los días que van llegando.
Y con su ausencia también,
los que atrás vamos dejando.