Raiza N. Jiménez E.

Suegra-No-Suegro.-

Mirá mijita, no expongáis tu amor a esas brisas.

Le dijo un día de esos muy calurosos, la tatica.

La brisa cansa y sofoca y, por irse, toman prisa.

Sabéis que, al Adán le gusta besarte en la salita.

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No le hagáis caso a la vieja, gritó, alto el papá.

Ella ni se acuerda que, su novio, no podía entrar.

Tampoco, abrazar, tocar y no había besos, ni ná.

El pobre ardía, con el Sol, por no lo dejarlo pasar.

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En la noche, la madre le daba, el parte al Papa’.

El Adán vino y no lo dejé pasar, pa´qué, aguante.

Ana, si te hubieran hecho eso, no fueras mamá.

Bájale dos Ana, no sea que el tercio, se espante.

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¡No vengáis a decir ahora que, estáis de acuerdo.

Mirá qué yo, todos tus mandatos, sí los recuerdo!