Porque quería ser capullo
con regodeo germinó
la semilla que te dio
mi corazón con orgullo.
No olvidaré el embrujo
de lo que ese día sentí
cuando entró tu amor en mi
y con arte me sedujo.
Ni la naciente empatía
del tiempo que venturoso
nos ciñó en un primoroso
abrazo de simpatía.
Nuestra pasión fabulosa
decidió siempre vivir
aun cuando sobrevivir
era una tarea ampulosa.
Si no hay vino agua toma.
No hay agua sigue tu camino
que no hay que ser adivino
para saber que no es broma.
Y si se empeña el destino
en que el agua inunde el suelo
no quieras buscar consuelo
busca secar el camino.
Fue esa semilla virtuosa
progenitora de amor
la que convirtió en clamor
una unión tan primorosa.
Nacida como una rosa
con pétalos de querer
mi semilla supo ser
una deidad prodigiosa.
Amelia Suárez Oquendo
25/04/2024