En la quietud del campo, junto a mi ventana,
Contemplo el verde fresco, la blanca flor fragante.
El sol acaricia la tierra mojada,
Evaporando el rocío, cual velo inconstante.
El río crece impetuoso, bajando de las montañas,
Un torrente de vida que llena mi alma de emoción.
El silencio del campo me envuelve, solo roto
Por el canto de las aves y el susurro del aire en canción.
Anhelo tu presencia, mi amada lejana,
En cada amanecer, mi corazón te llama.
Sueño con encontrarte, tal vez sea mañana,
Y juntos contemplar la aurora dorada.
Disfruto de esta sinfonía de la vida,
Sin necesidad de buscar placeres fugaces.
He aprendido a ver la belleza en cada amanecer,
Aunque el futuro sea incierto y lleno de interrogantes.
No espero nada, pero en el fondo de mi corazón,
Tu recuerdo me impulsa, mi dulce ilusión.
Mi amor por ti, nunca se verá olvidado.
JTA.