Cae la lluvia como llorando
aunque las nubes cierren sus ojos
sobre la tierra que vas pisando,
tierra que besa tus pies descalzos
mientras te marchas, yo también lloro.
El viento acuna tus movimientos
mientras la lluvia te va mojando
y lentamente, pasando el tiempo,
lágrima y agua se van fundiendo,
porque en tu marcha te vas llorando.
La tarde arranca de tus mejillas
cualquier atisbo de resplandor,
la noche atrapa, la fiera avisa,
porque la lluvia nace deprisa
de lo más hondo del corazón.
Recuerdo aquellos primeros días
cuando en el cielo brillaba el sol.
También recuerdo que me pedías
que te entregara, si yo podía,
días de vida, noches de amor.
Mis intenciones eran perfectas,
mis sentimientos eran verdad,
pero la vida no tiene en cuenta
cualquier historia de amor compuesta
sólo con base de voluntad.
Yo te quería y aún te quiero,
pero no lo supe valorar
y en los amores lo más perfecto
a cualquier hora, en cualquier momento,
es tener leña para el hogar.
No te decía nunca te quiero
y te rendiste a la adversidad
y te apagaste como el lucero
en una espera de desespero
mientras el frío te hizo llorar.
Esta es la imagen que me perdura
y que recuerdo con gran dolor,
la de tu marcha bajo la lluvia
mientras tu llanto se disimula
en la esperanza de un nuevo amor.