La lluvia inundaba el asfalto,
irisaba el lagunar, fluía luz,
impregnaban las fachadas,
acariciaba un vigoroso viento
El rojo reflejo, el destello azul
en el solitario callejón.
Entorno de reprimidas sombras;
ruido de tacones cercanos
Levantando la vista, imagen, formas,
ella entre escotado vestido rojo,
tacones altos, esbeltas y bonitas
piernas, suaves, sutiles, estilizadas
Ráfagas de aguacero retorcían
aquél lúdico contorno deseado,
trepidante ritmo de sus caderas
vertiginosos y alocados pasos
Atrevidos senos, refulgente piel,
sedosa tez, jugosos labios,
la sonrisa sugerente, sagaz,
suaves y delicadas manos
De su paraguas, una catarata,
gotas en flujo carmesí, resbalan
por la húmeda y negra melena,
melodía carnal en aquella boca
Se cernía la calle sobre la
sensual figura y oscilaban
fachadas a su paso, retirándose,
ovalando rectilíneas estructuras
El efluvio del aroma envolvía,
al borrascoso aguacero.
Sus piernas diamantadas de gotas,
Resbalaban lascivas hasta los tobillos
La radiante metafísica se acercaba,
notaba ya, próxima la ardentía;
el aliento perfumado de un beso,
suave el roce, su desnudo brazo
¡Con el abrazo, rugió la seducida tormenta!