Ya no estás y tu voz taladra mis oídos,
mi alma toma el sendero siguiendo tras las huellas
donde una tierna nube volitó mi universo
y un torrente de dichas me arrastró en tolvanera.
Increíbles e inquietas, fuerzas huracanadas,
furia de hiperactiva, prematura criatura,
tu bravura en la mirada, pronostica anhelos
y tu animada risa sonajea en la cuna.
Audaz colocutor, atrevido adversario,
en tu precocidad, diálogo balbuciente,
el gorjeo presente devenido en palabras
valida la agudeza de tus valiosos genes.
A tu pequeña casa de tabla de algarrobo
le diste calidez, colores y alegría;
¡Tu alma de niño bueno revolotea en sueños
empinando pandorgas, en las tardes tranquilas!
Desenredabas hilos de peonzas que silban,
trocaste el papalote para la lid aérea,
lo desplegaste al cielo, y en lucha ensangrentada
sufriste en gesto estoico la ira de tus colegas.
Pillabas mariposas en tu inocencia blanca,
pintaste de acuarelas escenas cotidianas;
soñaste con idiomas que curan las heridas
en regazos sin llanto ni lóbregas calzadas.
Concebiste trayectos de dorados senderos,
sintiendo la caricia de un mano encantada
y de súbito emerge del niño de alma viva
el bravo hombre guerrero de espalda acorazada.
Valiente capitán de uniforme y estrellas
trepaste hasta mis brazos, enamoraste mi alma,
compartiste conmigo tu fatiga y bonanza
sin diseñar los límites de muchas hazañas.
Disfruté de tus logros te socorrí en las penas,
me embriagué cada día con tu risa calmada
y ¡hoy me toca llorar hijo de mis entrañas
con tu imagen prendida cual broche de oro en mi alma!
21-04-2024
Edel@vateignoto