Si no he confesado al oido siquiera
Verás que mi gesto perdido me delata
Apartando mi corazón del resto
Cómo si tu alma y el mío solo existiera.
¡Tu suspiras! Mientras preso de tu voz
Me aferro a esta felicidad plena
Que llega en migajas y piezas rotas
Y ya no existe uno, solo hay dos.
Tus párpados, ignota e infinita cadena
Que parte la noche y apertura el día
Con rios sin sequía en los besos tuyos
Haciendo que no exista la pena.
Hubo un gris sendero, hoy son matices
Por la apertura de tus manos
Que coge el hilo que cierra mi herida
Sin importar ahora las cicatrices.
Te veo caminando en espiral
Y yo aún, incrédulo de esta suerte
Y el que me sigas amando
Hace impresindible, lo más banal.
Y aunque sin respuesta ni rebeldía
Solo contigo siento que nada es vano
Y mientras tú nido esté aquí,
Se que te querré más, todavía.