Bebo de tus ojos el roció de mis lágrimas cuando te miro,
siento en tu pecho el calor que emana mi cuerpo,
entrelazando mis fibras capilares teñidas para pertenecer a la obscuridad de tu pelo,
puedo saborear de tu boca, mis letras germinantes en el eco de tu garganta,
si me cortaras la lengua hoy o mañana,
te hablaría con la mirada, y sabrás sin verme siquiera lo que quiero decir,
porque ya te pertenezco a ti,
seria tu presa cada noche, y una cazadora, sedienta del pulso de tu cuello,
acechante del alba que se antepone para que aparezca pronto el atardecer,
quiero ser tu amuleto de buena suerte, que ames tenerme,
ser la muñequita que te inquieta,
la mujer que entra y te sabotea la conciencia,
ser algo más que tu mujer, ser aquella, esa mujer.