A la mujer, ya no correspondida
que busca afecto sin ningún dolor,
encuentra su patria, su gran amor
en lo que no cree desconocida.
Ama un chino, que se cree gracioso
lanza al cielo su pobre golpe inerte,
digo yo, tiene demasiada suerte
por poseer su corazón hermoso.
Puedo escribirte, linda, mi soneto
y decirte que ya no más te quiero,
eres austera, por crear respeto;
Y dejar mi corazón muy ligero
a las normas de la vida sujeto,
sin ser, para ti, un amor verdadero.