Cantan las aves,
llegó la primavera
con sus colores.
La libertad
estalla por las calles
y los jardines.
Suenan las voces
de gentes y personas
en la ciudad.
Y las sonrisas
asoman a los labios
muy temblorosas.
Días de sol,
azules en los cielos,
y renovados.
¡Qué gran ternura
se nota en las miradas
de tantos niños!
Pero en la mía
se asoma la tristeza
por otros ojos.
Ojos con llantos,
y lágrimas crueles
en otros niños.
Junto a la paz
yo noto ese vacío
e indiferencia.
Así es la vida,
balanzas y equilibrios
un tanto injustos.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/04/24