Raiza N. Jiménez E.

Matriarcado.-

En mis andanzas de amor, fui muy púdica.

Nunca permití holguras y menos sandeces.

Mi madre, siempre presente, me rescataba.

Ella veía que yo, no cometiera estupideces.

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Sus miedos hoy los entiendo, era su crianza.

Llevo presente sus dichos en mis recuerdos.

Si hacía lo que decía, recibía mil alabanzas.

Un día, papá dijo: anda con el pie izquierdo.

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Ese día, yo bien lo recuerdo, Papá ni habló.

Caminaba despacito y no le llevaron el café.

Oí un siseo y dijo mamá: ¿A Ud. quién la citó?

Que se calmara, le pedí a Dios con mucha fe.

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¡Ahí, en ese instante, supe quién mandaba.

Yo oía y, de ese lío, siempre, me acordaba¡