A veces urge oir aunque el temor me invada
Aunque eso levanté muros alrededor
Y se borre lo que es, una frontera de temor
Oir aquello, que es la incertidumbre en una granada.
Y si las navajas salen sonoras de tu boca
Y asestan el corte mortal que ningún ser merece
No dejarás de ser por eso la flor que reverdece
Ni el pétalo inmortal que la primavera evoca.