Tras el velo de la existencia, en su danza incierta,
se oculta un significado profundo y enigmático.
Vivir en el presente absoluto es hallar propósito,
despertando la esencia que yace en lo más íntimo.
Los sueños se entrelazan, las estrellas susurran secretos al oído,
y el tiempo se desvanece. En cada pétalo de la noche,
se desgrana la vida, florece la esperanza,
mientras el universo danza, tejiendo hilos de eternidad.
Somos versos en el viento, melodías sin partitura,
navegando en el río de la existencia, sin brújula ni rumbo fijo.
En el eco de las montañas, nuestros corazones resuenan.
La magia se despliega en cada latido,
como un rayo de sol que nos guía.
En este instante efímero, el alma se alza,
y el corazón, en su fulgor, se desafía.
La aventura de vivir es un tesoro,
guardado en la bóveda de la memoria.
Este momento, sin mapas ni faros,
es la epopeya suprema, la eterna historia.
Escucha con atención,
que te alcance la Senectud antes de haber vivido pleno.
No juzguéis, pues la libertad es la razón.
¿Qué es la libertad sino la elección consciente,
de hacer lo que amamos, sin ataduras?
En este instante, el corazón late intensamente,
y la vida, en su paradoja, nos envuelve.
Mirad al espejo, refleja la ilusión confusa...
El ser que somos, en su danza incesante.
Es vuestra misión, en cada palabra tejida con hilos de estrellas,
ser parte de mi historia, mi eterno reclamo.