Decides tú, sí ocultar bajo una máscara ese delicado rostro de pesadilla, decides tú si deseas ocultar tus pesadillas bajo máscaras de fantasía.
Mentiras e ilusiones, se presentan noche y día, tú decides si todavía Amar, al verdadero rostro o a la fantasía.
La realidad es tan solo una dulce pesadilla, delicada y maldita, preciosa maravilla.
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Muchos gritan de agonía al ver su rostro hecho pesadilla, llorando hasta la locura y riendo hasta recuperar su cordura, repitiendo hasta el cansancio la misma triste ruptura, buscando hasta encontrar la calma, hasta encontrar la raíz y arrancar su amargura.
Un nuevo comienzo, lo repiten hasta creerlo, desechando recuerdos y eligiendo los más bellos, atesorando sentimientos que hace mucho ya murieron.
¿Rencor o Temor? Ninguno muerde más fuerte que el propio remordimiento, y lo llevan en todo el cuerpo, adolorido y sensible en todo momento.
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Las almas más sensibles, las que siempre luchan con el tormento, lo quieran o no, son esclavos guerreros, que luchan ante todo por adueñarse del consuelo.
Con la mente llena de tormento, con el corazón destrozado, sensible y descompuesto. Abriendo los ojos después de mucho tiempo, ojos que todo lo ven sintiendo desconcierto, ojos que nada olvidan, ni los más horrendos recuerdos.
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Se especializan en el crudo y vil desconsuelo, rechazan los sueños, pues estos en sus vidas jamás se cumplieron. Anhelan ser fantasía, aún si esta es una simple mentira, pues el alma que tienen es adicta a las fantasías.
Ahuyentan las pesadillas, solo por ser más terroríficas que una inofensiva y ciega pesadilla, por desprender auras de pura agonía, la agonía que sienten al extrañar su alegría.
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Almas que lo sienten todo y en todo momento, empáticas en extremo, desoladas y desdichadas, se fortalecen sufriendo.
Disconformes de sí mismas, luchando contra el miedo, en búsqueda de más vida, buscando matar al tormento.