¡Oh noche, tú que cubres con tu manto
de oscuridad, misterios de la tierra
que acoge en tu regazo a los amantes,
en la cueva de hechizos de los cielos!
Tu imaginaria luz del instante perpetuo,
Ilumina el camino hacia el éxtasis,
donde la pasión, vuelca toda la ternura
en un baile de sombras, en la impetuosa
cueva de los hechizos de los cielos,
santuario del deseo, ha sido testigo
del gozo, que en el abrazo han fundido,
en medio de la oscuridad, lo hermoso
de la luz de la luna, reflejo de la pureza,
que baña a los amantes con su brillo refulgente,
mientras la ternura de sus almas se desborda,
en un río de amor, profundo, tan inmenso…
¡Cómo la pasión de los amantes, siempre viva,
cómo el fuego que en sus venas hierve sin cesar!
-Como el refugio donde el amor, guarda firmeza,
como los corazones al unísono palpitan…
¡Oh noche, en tu silencio se escucha los sonidos
de la música febril de los incendios sacros,
de los incendios de amarse por la vida,
de los delirios de amarse eternamente.
©José Ángel Pineda