Me cautiva tu risa,
cristalina como el arroyo,
y tu voz, fresca brisa
que acaricia mi deseo.
Me embrujan tus ojos,
reflejos de tu esencia,
y el aroma de tu cuerpo,
que enciende mi presencia.
Admiro tus días tumultuosos,
cómo los enfrentas con gracia,
sin que el desorden venza tu ánimo,
manteniendo viva tu gracia.
Me encanta tu andar seguro,
y tu cabello al viento,
pues me he rendido, lo juro,
a este amor sin impedimento.
Me fascina tu ser único,
esa personalidad que enamora,
y ese corazón auténtico,
que reluce su mejor hora.
Y sin duda, el amor es bello,
cuando no eres un simple amante,
sino mi más profundo anhelo,
mi amor, mi eterna amante.