Parezco una carta sin leer. Ansiosa por llegar a su destino. Que abran el sobre para que el que me lea se inunde de palabras que al juntarlas parecieran que tuvieran coherencia.
Soy un destino ambigûo, un cuadro sin firmar, perdido entre épocas sin reclamar ningún autor. Un fondo de colores, ni bonitos, pero ni incómodos. Una flor muriendo desde su nacimiento. Un punto sin escribir pero sabiendo que tengo un final.
Soy el entremedio de lo que se espera, pero la incertidumbre del que pasara. Un destino escrito en el futuro con el presente de compañía, un río de pensamientos que desembocan pero nunca llenan el mar.