La tarde ya se marcha,
lo dicen los reflejos,
del sol que se despide
con rayos plañideros.
La noche ya se acerca
con sombras y con miedos,
que vienen a los niños
con algo de misterio.
Un día ya se acaba
y es eso lo que veo,
las luces que se apagan
del manto de los cielos.
Eterna fantasía
que volverá, de nuevo,
mañana, con la aurora
trayendo otros momentos.
La vida continúa
y nacen nuevos versos,
estrofas de un poema
que escribe cada cuerpo.
Los niños los transforman
y crean nuevos sueños,
susurros de unas mentes
que viajan por los cuentos.
Sonrío, en esta tarde,
y pienso en aquel beso
que un día fue a tus labios
diciéndote \"te quiero\".
Rafael Sánchez Ortega ©
29/04/24