Intentarán trasplantarte
el hielo blanco de agua sucia,
pero tu corazón late cada segundo
rojo como el fuego.
Nada ofrecen porque nada tienen
sólo un vaso blanco
con los cristales pegados
por los golpes de la vida,
y son más verdad si no tienen
maquillaje negro.
Desgaja unas naranjas,
cítricos efervescentes
que arañan la existencia
pero tienen el calor del Levante,
el lugar donde las mujeres
buscan una vida valiente.
Yo sigo aquí,
en el punto de partida de las carreteras,
y ya borré la palabra esperanza.
Solos se quedan los hombres
con su fragilidad, difícil supervivencia.
El sueño desnudo de seda o franela,
verano en los dos mundos
de Hispania,
una dicotomía para quien
camina en solitario
frente al mundo,
frente al mar.