Imposible será que nadie pueda,
de tu encanto perfecto enamorarse;
sin temer que razón pueda nublarse,
cuando al templo de amor, feliz acceda.
Quién pretenda llegar a tu alameda
y a su sombra sereno cobijarse;
en tu cáliz, feliz ha de embriagarse
y locura será lo que suceda.
Tu posees excelsas tentaciones
en tu edénica forma, que fascina;
donde abdican el temple y las razones
por gozar de tu gracia femenina;
¡y entregarse de lleno a las pasiones
en tu esencia melosa y venusina!
Autor: Aníbal Rodríguez.