Podría vivir a ojos cerrados en la eternidad
de las calles de Barcelona
Mantenerme viva
por el ajetreo
y la rapidez de la muchedumbre
O, pervivir del amor…
pensando en cada esquina en las que he besado,
y todas las que aun me faltan por recorrer
No se si la ciudad
o yo, vive intensamente
como la mirada penetrante de un extraño,
o la primera noche después de la cuarentena
Descubrir,
Sí lo pasajero, el mar, las canciones,
los árboles, balcones y tendederos con
sábanas viejas
me recuerdan al amor,
O sí los adoquines marcados en mis pies, como grapas
me reafirman que todo lo vivido, se traduce en desilusión.
Un lugar donde lo mundano, lo trascendental, las emociones,
lo que se quizo y no fue,
lo que puede ser,
lo que viene,
las coincidencias y lo buscado
la poesía y el arte
la brisa y el sol,
y la lluvia al atardecer,
se encuentran,
En la ilusión de la dicotomía,
lo efímero de la vivencias.