Abril es el típico mes otoñal, el de la llovizna continua y persistente, el de las hojas caídas. Y el otoño es tu estación predilecta, la estación de las hojas muertas, la de la melancolía. Ahora abril es el mes en que extraño tu presencia, tu compañía de caminatas por la ribera del río Anisacate, las largas charlas telefónicas, todo lo que solíamos compartir. ¡Y cómo te extraño!
Hoy es un día soleado, sí, hoy salió el sol. Es viernes y, aunque sé que no vas a llegar, igual salí a caminar a tu encuentro. Y una mariposa amarilla, una de las pocas mariposas de otoño, me acompañó un trecho y entonces supe que eras tú y que nunca vas a abandonarme porque yo tampoco podré olvidarte. Te veo en cada sitio, en cada caminata, en cada viaje, en cada madrugada, en cada atardecer, en cada noche, en cada sueño. Te veo de niña, jugando, corriendo, y también peleando con tus hermanitos. Te veo de adolescente, en la escuela secundaria, en la plaza del pueblo, en la laguna donde pasábamos las vacaciones, en tu cumpleaños de quince, en tu fiesta de egresada. Te veo en la universidad, en el departamento de estudiantes, en tu pequeño departamento céntrico, en el parque de la ciudad de Córdoba, en la casa del río, en los almuerzos, en las cenas, en los asados en familia, en esos viajes tan lindos que hicimos juntas, en cada foto!
Es el primer abril sin tu presencia física. Y luego vendrá tu fecha de cumpleaños, las vacaciones de julio, el día de la madre, los cumples de la familia y el aniversario del día más triste de mi vida, el de tu partida. Hay días en que la tristeza me invade y no puedo evitarlo. Pero hay otros días en que te siento a mi lado, y sé que me acompañas en cada encuentro literario, en cada fin de semana, en cada paseo, en cada noche cuando entro a ese sitio virtual llamado Renacer, ese sitio donde nos juntamos todos, madres y padres, a hablar sobre nuestros hijos e hijas, los que se nos adelantaron en este viaje, en este paso por la vida. Porque la muerte nos llegará a todos en algún momento, solo que a ti te encontró antes. Y a veces pienso que no tenías derecho, pero luego recapacito y me doy cuenta de que no fue tu elección, que una maldita enfermedad te llevó en tan poco tiempo que aún me cuesta aceptarlo!
Abril es el típico mes otoñal y sé que el otoño es tu estación favorita. Y por eso te siento presente más que nunca y te dedico estas líneas cargadas de melancolía, pero también de esperanza y de amor, hija querida, porque sé que estás en cada flor, en cada mariposa, en cada colibrí, en cada ser vivo, en mi vida y en mi corazón por siempre!
Susy Espeche
Abril de 2024