Claramente, esto no será un poema.
Es una reconciliación, con ella, con esa niña de diez, once o doce, no lo recuerdo con exactitud. Perdón por no hablar y callarlo hasta hoy. Era miedo, vergüenza o pudor. Era impotencia de no poder contar.
Pero yo te abrazo, mi pequeña. Acá estoy, mucho tiempo después. En realidad nunca me fui. Estuve. Prometo defenderte y cuidarte de ahora en más.
Mi niña, la inocencia marcó terrible cicatriz y es complicadísima de borrar. Pero ya estás a salvo. No volverá a pasar.
Mi niña, mi pequeña sin ti ka, te abrazo, te abrazo siempre. Dolió, duele y dolerá. Pero ya estás a salvo. No volverá a pasar.
Ya estás a salvo. No volverá a pasar.
Ya estás... No volverá...
Ya... No...
No.