Lo que me dices queda vibrando en mi alma
y se graba
a fuego lento con tu voz.
Dime por eso palabras
que en mis oídos se conviertan
en círculos concéntricos
redondas como las uvas que ruedan en tu espalda
y que nos hagan sonreír.
La música burila figuras en el agua:
vi una vez fotografías de la música de Mozart en un vaso
e imágenes impresionistas en un bañador lleno
cuando una vez pensaba en el amor.
Las palabras también vibran como los pensamientos
y se dibujan en las superficies delicadas:
dime por eso lo que bien sabes
lo que a veces no quiero que me digas
porque no quiero quedar en deuda con tu mirada.
Lo que digas se hará un paisaje de flores
- ahora lo sabes – en el agua de mi alma
ten por eso cuidado
nunca digas cosas planas ni pesadas
no menciones el color de las cenizas.
Lo que digas que se eleve como el humo
de tizones llovidos
hasta el cielo esperanzado de mis ojos.
Habla cuidadosamente
- como si no hubiese gastado su tono el viejo piano -
que mi alma es un lago transparente
y quiere grabar tu rostro con los colores de las buganvillas.